Artista visual, fundadora de Nube Lab e investigadora chilena. Explora procesos creativos, materiales blandos y arte público en relación con la naturaleza y lo comunitario. Su práctica vincula arte, medioambiente y educación, generando experiencias sensibles que cultivan una comprensión profunda y relacional de la vida.

Juegos Nocturnos (2024)

Juegos Nocturnos fue una exposición realizada en marzo de 2024 en el espacio independiente 550, en Santiago, que marcó el punto de partida para un proyecto mayor que se extendería durante todo el año. Esta muestra, concebida como una antesala íntima y experimental, reunió cinco pinturas en cerámica esmaltada y encáustica sobre madera, inspiradas en la figura de la medusa.

Desde hace tiempo me interesan las medusas no solo por sus formas flotantes, brillantes y ambiguas, sino por lo que encarnan simbólicamente: son organismos ancestrales, sin cerebro ni esqueleto, que han sobrevivido durante millones de años. No sabemos bien para qué existen, pero están ahí, recordándonos otra forma de vida posible. En esta exposición, las medusas aparecen como imágenes nocturnas, formas suaves, abstractas y táctiles, que se despliegan en una atmósfera oscura, sugerente, como un llamado a la exploración sensorial liberada de la supremacía del intelecto.

Quise que la exposición se activara como una fiesta. Esa noche, en el taller de unos amigos, compartimos comida, música y conversación alrededor de estas obras. El evento coincidió con el final del verano, y ese cruce entre estación, arte y celebración me permitió plantear otra forma de circulación simbólica: más colectiva, más afectiva, más libre. La venta de estas obras, además, era el inicio de un modelo experimental: una economía del arte basada en la confianza, en la redistribución de recursos y en la producción de valor simbólico.

El dinero reunido en esta primera etapa se destinaría íntegramente a la realización de las acciones siguientes: el hundimiento de un arrecife cerámico —una obra para peces— en la costa de Las Cruces, realizada junto al biólogo marino Alejandro Pérez (ECIM UC). La tercera etapa culminaría a fin de año con la creación de La Carpa de la Medusa, una estructura itinerante que recorrería bordes costeros como aula abierta, convocando a comunidades a reflexionar sobre el agua, el territorio y las formas sensibles de habitar el mundo.

En retrospectiva, Juegos Nocturnos no fue solo una muestra. Fue una puesta en escena del deseo de transformar la práctica artística en un sistema de intercambios vitales, donde el arte no sea un objeto terminal, sino un medio para construir sentidos compartidos. En la oscuridad de esa noche, con las medusas brillando discretamente en la sala, comenzó un juego que todavía sigue en movimiento.

Espacio 550, Santiago, Chile (marzo de 2024)

Cerámica esmaltada y pintura encáustica sobre madera; marco de aluminio negro.

Cuatro obras individuales de 65,5 x 49 cm aprox. cada una y un díptico de 115 x 61 cm (55,5 x 61 cm c/u)